Las tumbas en el Antiguo Egipto tenían la función de apoyar al muerto en el tránsito a la otra vida. Según sus creencias, para poder poder subsistir en el otro mundo era necesario conservar el cuerpo y las pertenencias. Esta era la función de las tumbas, que solo podían construirse los faraones debido al alto costo.
El primer tipo de tumba consistía en un pozo cavado verticalmente en la roca madre, que acababa en una cavidad llamada serdab, y cubierta.
Más tarde, en el tercer milenio antes de Cristo, a este tipo de tumbas se le añadió un edificio troncopiramidal, de base cuadrada, y hecho de bloques de piedra granítica. Eran las llamadas Mastabas.
El siguiente tipo de tumba lo ideó al arquitecto del faraón Zoser, Imhotep, con su pirámide escalonada, que consistía en seis mastabas, degradadas en la base, superpuestas.
La siguiente pirámide fue la pirámide acodada del faraón Snefru. Se trataba de un intento de pirámide con las aristas rectas, pero hubo que modificar la dirección de estas debido a un fallo en la base.
En el siguiente paso se consiguió la pirámide geométricamente perfecta. Las más conocidas son las tumbas de Gizeh: las tumbas de Kheops, Khefrén y Mikerinos. Se cree que el sistema de construcción consistía en rodear al edificio con rampas de tierra que se retiraban al finalizar la obra. La estructura interna de una pirámide es muy compleja, ya que está repleta de cámaras y pasadizos falsos. La cámara real se sellaba con un sistema hidráulico a base de arena. Este modelo dejó de utilizarse, no se sabe muy bien porqué, aunque se cree que pude deberse a lo costoso de su construcción.
En el Imperio Nuevo, a mediados del segundo milenio antes de Cristo, los enterramientos tenían lugar en el Valle de los Reyes. Consistían en excavar un pozo en la montaña, en la roca madre. La montaña es la pirámide, construida naturalmente, y en su base hay galerías, corredores y cámaras sepulcrales. A estas tumbas se las llamaba hipogeos.
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