lunes, 1 de abril de 2013

Empezamos el tercer trimestre

Hola a todos, empieza el tercer trimestre y las ganas de trabajar están por los suelos, la verdad. Hemos sobrevivido (milagrosamente) a la bronca de nuestros padres. De todas formas, este es el último esfuerzo, así que ánimo.

Bueno, seguimos con la musivaria bizantina.
En Bizancio se utiliza el mosaico para decorar las paredes. Este método de decoración servía en sus inicios para decorar los suelos sin que se desgastase el color por las pisadas.
 Al principio los contornos se definían con tiras de bronce, que ya en época romana habían desaparecido.
En el arte de Bizancio se usan como teselas los mármoles de colores, la pasta vítrea, el oro, la plata y las piedras preciosas.
El mosaico tuvo dos períodos de esplendor. El primero fue en el siglo VI, en las iglesias de Rávena, San Apolinar Nuovo, San Apolinar In Clase y San Vital. Las paredes de estas iglesias están decoradas para mostrar la grandeza del Imperio y para enmascarar la pobreza de los materiales.
En el arte bizantino se da la jerarquización, no se representa el espacio, se unifica el fondo o no se tiene en cuenta la perspectiva; se modulan los personajes siguiendo un canon, (se repite el rostro, la estatura...) y por ello se inscribía su nombre para distinguirlos. La naturaleza se representa muy abstraída.
Estos mosaicos se encuentran en la iglesia de San Vital, que representan a Justiniano y Teodora, y en ellos podemos apreciar algunas de las características del arte bizantino.

En 850 León Isaurio prohíbe las imágenes, y hasta el siglo X, cuando los iconoclastas son desalojados del poder, no habrá una nueva edad de oro del mosaico bizantino.
En esta segunda época se destaca una gran tipología de vírgenes entre las que destacan las siguientes:
La virgen Theotokos: sentada con el niño en el regazo.
La virgen Hodegitria: en actitud de bendecir, de pie con una mano en alto y el niño en la otra mano.
La virgen Blachertionisa: representada con el niño en el vientre.
La virgen Galaktostrophusa: dándole de mamar al niño.
En esta época aparece el Cristo de la barba bífida, modelo llamado cidiaco. Cristo se representará como Pantócrator: sentado, con la mano derecha bendiciendo y en la mano izquierda un cetro, con un nimbo o aureola alrededor de su cabeza. Este Cristo se situaba en la cúpula; en las pechinas aparece el Tetramorfos, es decir, la representación de los cuatro evangelistas (San Marcos es representado por un león; San Lucas, por un buey; San Juan, por un ángel; San Mateo, por un hombre); por último, en en la cuenca absilial aparece la Virgen.
Muy popular durante este periodo fue la Eisis (Cristo acompañado de la Virgen y a San Juan)
Por último, añadir que en el arte Bizantino las imágenes eran dignas de ser adoradas, ya que eran santas, lo que determinará el estilo, alejándose del realismo, pues lo que se representaban eran los dogmas, no la realidad.

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